Al municipio tan solo le separan 12 kilómetros de la capital, con la que está muy bien conectada a través de una red de carreteras, autovías y autopistas que a su vez permiten el acceso tanto hacia el norte de España como hacia el centro y sur de la Península. Esta proximidad a la capital, y la facilidad de acceso, ponen a disposición de los habitantes de Rabé todos los servicios propios de una ciudad, tanto asistenciales y sanitarios, con el Hospital Universitario de Burgos (HUBU) como principal referente, como educativos, culturales, comerciales y lúdicos. Asimismo, la cercanía a Burgos hace posible disponer de diversos medios de transporte como el tren, el autobús e, incluso, el aeropuerto, con la proximidad a Bilbao y Madrid.
Otra de las ventajas que merece la pena ser reseñada se refiere al ámbito laboral. Así, desde Rabé de las Calzadas se puede acceder, en no más de quince minutos en coche, al polígono industrial más extenso de la Comunidad de Castilla y León, que agrupa a cerca de quinientas empresas de diversos sectores, entre los que destacan los de automoción, químico o agroalimentación.
Con sus doscientos treinta habitantes, Rabé de las Calzadas dispone asimismo de servicios propios en el ámbito asistencial, con el consultorio médico; deportivo, con el Polideportivo Municipal o las pistas de pádel y petanca, o cultural, con la Biblioteca Municipal, el Club de Lectura, el Museo “Espacio Conectado”, éste de carácter privado, o la organización de exposiciones en la Sala de Usos Múltiples del Ayuntamiento. El entorno que circunda el pueblo es también propicio para el desarrollo de actividades como el senderismo o la bicicleta de montaña.
Pero si no se quiere salir de Rabé, siempre es posible dar agradables paseos por sus alrededores o reposar un poco en sus parques y jardines. El pueblo cuenta, además, con diversos establecimientos de restauración en los que degustar una bebida fría o un delicioso café.
No nos podemos olvidar tampoco del Camino de Santiago. Rabé tiene la fortuna de formar parte de la Ruta Jacobea –dispone de dos albergues, un hotel y un hostal-, por lo que sus calles se convierten, principalmente a partir de marzo, en un devenir continuo de peregrinos de todo el mundo que nos enriquecen con su lengua, su cultura y sus experiencias personales.
Por todo esto, y mucho más, ¡Vente a vivir a un pueblo! ¡Vente a vivir a Rabé!